UNA EXPOSICIÓN
MERIDIANA
Guadalupe Echeverria,
directora cultural de Donostia 2016, considera “fundamental que las
exposiciones encuentren un público que no las entienda.” Tan paradójica aseveración, que la propia directora califica
de “teoría personal un tanto extraña”, descansa en el argumento de que si se
les ayuda a esas personas, pondrán en marcha mecanismos personales de
comprensión mediante los que acabarán, mal que bien, entendiendo la obra de
arte. No parece que tan aventurada receta sea aplicable, por innecesaria, a la
exposición de pintura del mes pasado a cargo de Mª Carmen Piriz. Sus cuadros,
alejados sustancialmente de temáticas abstractas que, no obstante, sus pinceles
han tentado, presentan motivos paisajísticos en los que predominan las
tonalidades cálidas en suaves contrastes de luz.
Entiendo que la
afirmación de la Sra. Echeverria debe contextualizarse en la contemplación de
obras pictóricas abstractas en las que los mecanismos subconscientes que hayan
“inspirado” al creador, difícilmente hallarán un eco interpretativo, dotado de
caracteres objetivos, ya que se le exige una proyección desde su subconsciente,
alejado probablemente de los tabúes, represiones, elaboraciones oníricas, etc
del autor en cuestión.
Por todo ello, nos
congratulamos de que cuadros como los expuestos por Mª Carmen en el Centro
Untzaga se limiten a presentarnos el mar, el campo, la montaña o esa calle de
Eibar, bordeada de casas, que recordamos con tanta familiaridad. Y es que el paradigma posmoderno en el que confluye
nuestra actual visión del mundo, tiende a valorar la sensibilidad y la finura
anímica que, proyectadas en el ámbito artístico, sea cual fuere la expresión
concreta de éste, ayuda a elevarnos a arrobamientos, sean éstos efímeros o
duraderos, remediadores de estragos “racionales” a los que pretenden encovarnos
que si el Fondo Monetario Internacional, que si los vaivenes del Ibex 35 y
otros hierbajos.
Seguramente, motivos de
esta especie llevaron a Nietzsche a advertirnos con el aforismo extraído de “El caminante y su sombra”: “Hay que
sufrir y trabajar mucho hasta dar con los colores, con el pincel y con el
lienzo. E incluso entonces estaremos aún muy lejos de dominar el arte de vivir
aunque, por lo menos, seremos dueños de nuestro propio taller.” O expresado con
mayor contundencia: “Tenemos arte para no morir de la verdad.”
Jesús Arizabaleta
Sanmiguel
exposicción en la Sala de exposiciones dell hogar del Jubilado de Unzaga en Eibar
fotos publicadas en el Diario Vasco
Día de la einaguracción
Noticia en el periódico
yo con unos de mis paisajes